viernes, 2 de enero de 2009

El pudor te sonríe en la memoria M, yo lo sé y tú también lo sabes. Ya nada sacas con morderte los labios para callar y suspirar hondo. Si quieres perderte y respirar de nuevo no hace falta morderse en los labios. Ahora puedes quitar la mirada. Te estoy viendo (sé de los años que llevas en tu cuello). Tus ojos no olvidan y es ahí donde te amparas, en las sombras de algún nogal, en los huesos de otro nombre. En las cicatrices de tu lengua.

Tardas en precisar el borde de tu boca M como tardas en las hermosas preguntas.

En tu piel como en todos los colores del desierto.

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