domingo, 7 de diciembre de 2008

Noviembre 7, 1951

Tendríamos una guerra. Tormenta de nieve y relámpagos negros sobre un mar blanco. Montañas colmándote en el cuello, una sola mirada hacia el frente. Un beso vertical como la lluvia, una sonrisa invisible. casi tan invisibles como las manos después de un abrazo. Pero invisibles al fin. Tendríamos una guerra aún con el viento clavado al la penumbra de otro cuerpo. Todos los pecados, todos los fantasmas y sus fastidiosos plurales. Tendríamos una guerra. Sueños de guerra. Gritos de guerra. Soledades de guerra. Lágrimas de guerra. Y quizás, dos palabras en guerra. en perpétua guerra.

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