El Soldado
Una mañana no despierta
La sábana cae por la fotografía
de sus párpados cerrados.
Es Ahora
Su sonrisa agita el abanico
Que sopla la entrada de nuestros pabellones azules.
Las palmeras cantan a penas la ventana
/en su boca el hambre de las calles amarillas
En su boca los sueños de habitaciones en París
En su boca las almohadas celestes que ocultan
-mi cara-
El Soldado no despierta
Tiene un libro de crímenes en sus manos
Un puente en aullido
viernes, 16 de octubre de 2009
aún
poetas helados,
talleres
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